Aquella
mal entendida máxima, de que Dios se explica en la voz del pueblo,
autorizó la plebe para tiranizar el buen juicio, y erigió en ella
una Potestad Tribunicia, capaz de oprimir la nobleza literaria. Este
es un error, de donde nacen infinitos: porque asentada la conclusión
de que la multitud sea regla de la verdad, todos los desaciertos del
vulgo se veneran como inspiraciones del Cielo. Esta consideración me
mueve a combatir el primero este error, haciéndome la cuenta de que
venzo muchos enemigos en uno solo, o a lo menos de que será más
fácil expugnar los demás errores, quitándoles primero el
patrocinio, que les da la voz común en la estimación de los hombres
menos cautos.
Aestimes
judicia, non numeres,
decía Séneca. El valor de las opiniones se ha de computar por el
peso, no por el número de las almas. Los ignorantes, por ser muchos,
no dejan de ser ignorantes. ¿Qué acierto, pues, se puede esperar de
sus resoluciones? Antes es de creer que la multitud añadirá
estorbos a la verdad, creciendo los sufragios al error. Si fue
superstición extravagante de los Molosos, pueblo antiguo de Epiro,
construir el tronco de una encina por órgano de Apolo, no lo sería
menos conceder esta prerrogativa a toda la selva Dodonéa. Y si de
una piedra, sin que el artífice la pula, no puede resultar la imagen
de Minerva, la misma imposibilidad quedará en pie, aunque se junten
todos los peñascos de la montaña. Siempre alcanzará más un
discreto solo, que una gran turba de necios; como verá mejor al Sol
una Aguila sola, que un ejército de Lechuzas.
Fragmento
de <<La voz del pueblo>> de El
teatro crítico universal de
Feijoo
COMENTARIO
DE TEXTO DE UN FRAGMENTO DE <<VOZ DEL PUEBLO>> DE FEIJOO
El
texto que se va a comentar es un fragmento de <<Voz del
Pueblo>>, uno de los artículos del Teatro
Crítico
Universal,
del escritor ilustrado Benito Jerónimo Feijoo. El tema de este texto
es la crítica a la opinión de masas, aquella que no tiene
fundamento científico o racional.
Este
texto, de modo argumentativo, se presenta en dos párrafos. En ambos
encontramos argumentos: argumentos lógicos y de consecuencia en el
primero; una cita de autoridad junto con ejemplos y comparaciones en
el segundo. La tesis, aunque enunciada de forma distinta, también
aparece en varias ocasiones; por tanto, podemos hablar de una
estructura repetitiva.
El
registro del texto es culto. No obstante, aparecen metáforas comunes
y otras originales, pero sencillas, que facilitan la comprensión del
texto a un lector medio. Incluso, cuando cita en latín a Séneca,
traduce inmediatamente la sentencia por la intención divulgativa de
la obra. Dado que es un texto de opinión, se observa un léxico
connotativo. Por un lado, en las metáforas mencionadas (comunes:
<<combatir>>, <<ejército>>, <<enemigos>>;
otras: <<una piedra, sin que el artífice la pula>>) y,
por otro, en términos como <<Potestad Tribunicia>> ,
<<Nobleza literaria>> o <<turba de necios>>.
En esta misma línea de intervención del emisor, se aprecian
expresiones valorativas como <<mal entendida>>,
<<superstición extravagante>> o <<más fácil>>.
Por otro lado, el carácter reflexivo del texto justifica la numerosa
presencia de sustantivos abstractos (<<consideración>>,
<<desacierto>>, <<superstición>>,
<<juicio>>...).
En
cuanto a la matriz semánticas, destacan
algunas isotopías.
Por un lado, dos isotopías
relacionadas con el
tema del texto. <<Error>>, (repetida a lo largo del
texto), <<desacierto>> (y sus antónimos <<acierto>>,
<<verdad>>, por la oposición en la argumentación) junto
con <<plebe>>, <<pueblo>>, <<vulgo>>,
<<ignorantes>>, <<necios>> (sinónimos que
permiten un tono más literario) forman parte de la misma matriz. Las
palabras y sintagmas
<<Potestad Tribunicia>>, <<regla>>,
<<tiranizar>> o <<peso>> podrían formar
parte de otra relacionada con la justicia
o
gobierno.
Por otra parte, en los ejemplos del segundo párrafo surge un campo
asociativo relacionado
con la naturaleza:
<<Sol>>, <<selva>>, <<águila>>,
<<lechuza>>, <<piedra>>, <<peñasco>>...
Quizá se justifica por la estética neoclásica, contexto de la obra
de Feijoo. Por último, a lo largo del texto aparece una relacionada
con Deidad:
<<Dios>>, <<cielo>>, <<Apolo>> y
<<Minerva>>. Aquí se funden la tradición clásica y la
condición religiosa del autor.
En
el texto, se observa importancia del sintagma nominal (de ahí, la
presencia de oraciones atributivas), aunque aparece desarrollado en
pocas ocasiones (<<voz del pueblo>>, <<nobleza
literaria>>) y, sobre todo, en las metáforas y en las
expresiones valorativas ya comentadas. En cuanto a los verbos, además
del verbo copulativo ser,
aparecen algunos típicos de los textos argumentativos, como los
verba
dicendi
o verbos de pensamiento: <<creer>>, <<decía>>,
<<autoriza>> o <<se explica>>. Es cierto que
aparecen algunos verbos de acción, más propios de otros modos
textuales como la narración, pero estos aparecen en los ejemplos y
metáforas.
Las oraciones del texto son
extensas dada la subordinación adverbial y los incisos (baste la
primera oración del texto que incluye dos coordinadas y tres
subordinadas sustantivas). Todas las oraciones son enunciativas,
salvo una interrogativa retórica que sirve para captar la atención
del receptor.
Es resaltable que, aunque
domina la tercera persona en el discurso, hay un par de huellas del
autor en un verbo (<<venzo>>) y en el pronombre <<me>>.
Si bien es cierto que Feijoo escribe con rasgos objetivistas (3ª
persona o la oración impersonal de la primera línea), sus impronta
como ensayista está en todo el texto. En los ensayos, es frecuente
la intertextualidad. En este caso, se aprecia en la ya mencionada
cita del filósofo estoico.
De modo que, efectivamente,
se trata de un texto ensayístico cuyo modo textual es la
argumentación. Es un ensayo que defiende una de las obsesiones del
escritor y de muchos otros ilustrados: la defensa del criterio, de la
razón.