"Si el mundo estuviese hecho de harina, querríamos conocer los secretos de la harina; si de huevo, los secretos del huevo; si de plastilina, los de la plastilina. Nosotros estamos hechos, sobre todo, de palabras." J. J. Millás

jueves, 7 de abril de 2011

MUSEO TRÁGICO: Texto definitivo.

MUSEO TRÁGICO

REPARTO casi DEFINITIVO

BACO: Raúl ··· BACANTE 1: Ana Lancho ··· BACANTE 2: Miriam del Valle
BACANTE 3: Irene León ··· BACANTE 4: Raquel ··· SÁTIRO 1: Adrían Garrido
SÁTIRO 2: Ismael ··· SÁTIRO 3: Sergio ··· ROMEO: Adrián Pérez
JULIETA: Yolanda ··· GLOUCESTER: Francisco ··· WOYZECK: Luis
MARIE: Eira ··· MADRE: Jennifer ··· NOVIA: Vicenta ··· BERNARDA: María Velasco
PONCIA: Patricia ··· MARTIRIO: Aroa ··· MEDEA: Gema ··· EDIPO: Pablo

- Acto único-

Sonido fuerte de tambores. Bacantes y Sátiros bailan alrededor de las figuras estáticas del Museo Trágico. Baco permanece hierático en un pequeño pedestal.


BACANTE 1: Evoé, Baco.

BACANTE 1 y 2: Evoé, Baco.

BACANTES 1 y 2 y SÁTIRO 1: Evoé, Baco.

BACANTES 1, 2 y 3 y SÁTIRO 1: Evoé, Baco.

BACANTES 1, 2, Y 3 y SÁTIRO 1 y 2: Evoé, Baco.

BACANTES 1, 2, 3 y 4 y SÁTIROS 1 y 2: Evoé, Baco.

BACANTES 1, 2, 3, y 4 y SÁTIROS 1 y 2 y 3: Evoé, Baco.


BACANTE 1: Baco no desciende de Júpiter y encuentra en sus hermanas unas aliadas de su impiedad. El sacerdote ordena celebrar una fiesta, donde los señoras y sirvientas, libres de sus trabajos, se cubrieran los pechos con pieles, se soltaran las cintas de sus cabellos, se adornaran el pelo con coronas y cogieran en sus manos tirsos de hojas, advirtiendo que, en caso contrario, la ira del dios ofendido sería grande.

BACANTES 1, 2, 3, y 4 y SÁTIROS 1, 2 y 3: Evoé, Baco (x3).

BACO: Baco, también Dionisos o Liber o tantos otros. Soy la divinidad del vino, de la libertad, del teatro, de la fiesta. Bienvenidos, por tanto, a la fiesta teatral, a este museo trágico. Desde Aristóteles, la tragedia es un género dramático en Occidente. Personajes elevados, fuertes pasiones y un destino del que no se puede escapar son algunos rasgos fundamentales de esta forma de teatro que, a través de pequeñas imágenes, recorreremos hoy.

BACANTE 2: Toda tragedia arranca sin que los personajes sospechen lo que va a ocurrir. Sin embargo, en algunas ocasiones podríamos afirmar que “se masca la tragedia”.

SÁTIRO 1: Para ilustrar este momento, hemos decidido invocar a William Shakespeare. Dramaturgo barroco inglés, maestro de la tragedia. La primera escena pertenece a la archiconocida Romeo y Julieta. En este pequeño fragmento, los amantes de Verona se dejan arrastrar por el amor, pero no parecen totalmente ajenos a la maquinaria trágica que ya ha empezado a funcionar.
Fragmento de Romeo y Julieta. Mientras, el resto de figuras de la galería permanecen inmóviles. Baco, bacantes y sátiros se convierten en espectadores de las escenas. Aunque no están hieráticos como los personajes de las escenas, no se mueven hasta que tengan que intervenir.
JULIETA: ¿Te vas ya? Aún no es de día. Ha sido el ruiseñor y no la alondra el que ha traspasado tu oído medroso. Canta por la noche en aquel granado. Créeme, amor mío; ha sido el ruiseñor.
ROMEO: Ha sido la alondra, que anuncia la mañana, y no el ruiseñor. Mira, amor, esas rayas hostiles que apartan las nubes allá, hacia el oriente. Se apagaron las luces de la noche y el alegre día despunta en las cimas brumosas. He de irme y vivir, o quedarme y morir.
JULIETA: Esa luz no es luz del día, lo sé bien; es algún meteoro que el sol ha creado para ser esta noche tu antorcha y alumbrarte el camino de Mantua. Quédate un poco, aún no tienes que irte.
ROMEO: Que me apresen, que me den muerte; lo consentiré si así lo deseas. Diré que aquella luz gris no es el alba, sino el pálido reflejo del rostro de Cintia , y que no es el canto de la alondra lo que llega hasta la bóveda del cielo. En lugar de irme, quedarme quisiera. ¡Que venga la muerte! Lo quiere Julieta. ¿Hablamos, mi alma? Aún no amanece.
JULIETA: ¡Si está amaneciendo! ¡Huye, corre, vete! Es la alondra la que tanto desentona con su canto tan chillón y disonante. Dicen que la alondra liga notas con dulzura: a nosotros, en cambio, nos divide; y que la alondra cambió los ojos con el sapo: ojalá que también se cambiasen las voces, puesto que es su voz lo que nos separa y de aquí te expulsa con esa alborada. Vamos, márchate, que la luz ya se acerca.
ROMEO: Luz en nuestra luz y sombra en nuestras penas.
AMA (OFF): ¡Julieta!
JULIETA: ¿Ama?
AMA (OFF): Tu madre viene a tu cuarto. Ya es de día. Ten cuidado. Ponte en guardia.
JULIETA: Pues que el día entre, y mi vida salga.
ROMEO: Adiós.
JULIETA: ¡Dios mío, mi alma presiente desgracias! Estando ahí abajo, me parece verte como un muerto en el fondo de una tumba. Si la vista no me engaña, estás pálido.
ROMEO: A mi vista le dices lo mismo, amor. Las penas nos beben la sangre Adiós. (Sale.)
JULIETA: Fortuna, Fortuna, te llaman voluble. Si lo eres, ¿por qué te preocupas del que es tan constante? Sé voluble, Fortuna, pues así no tendrás a Romeo mucho tiempo y podrás devolvérmelo..

ROMEO y JULIETA salen. Aparece BACANTE 3.

BACANTE 3: A continuación, observaremos a Glocester, poco antes de ser coronado como Ricardo III. En este monólogo se jacta de cómo ha conquistado a Ana a pesar de haber matado a su padre y a su esposo. Está tan ciego por sus pasiones, que no es capaz de ver el desastre que se avecina. Como los héroes clásicos, peca de hybris, de soberbia. Le queda todavía muy lejos aquello tan famoso de “Mi reino por un caballo”.

Desaparece BACANTE 3. Fragmento de Ricardo III.

GLOCESTER: ¿Se ha cortejado jamás a una mujer en tal humor? ¿Se ha conquistado jamás a una mujer en tal humor? Yo la he conquistado, pero no la conservaré mucho tiempo. ¡Qué!, yo, que maté a su marido y a su padre, ¡apoderarme de ella en el mayor odio de su corazón, con maldiciones en la boca, y lágrimas en los ojos, al lado de ensangrentado testigo de su odio; teniendo contra mí a Dios, a su conciencia y estos obstáculos, y sin amigos que respaldaran mi pretensión, sino el mismo demonio y la cara simuladora, y sin embargo, ganarla a ella: el mundo entero contra nada. ¡Ja, ja! ¿Ha olvidado ya a aquel valiente Príncipe, Eduardo, su señor, a quien yo, hará unos tres meses, apuñalé en mi furia en Tewksbury? El espacioso mundo no puede volver a ofrecer un caballero más dulce y amable, bello, joven, valiente y sabio y, con todo, ¿ella baja los ojos hasta mí, que segué la dorada primavera de ese dulce Príncipe, y la dejé viuda en lecho de gemidos; hasta mí, que no igualo entero a la mitad de Eduardo; a mí, que soy tan renqueante y deforme? Apuesto mi ducado contra un ochavo de mendigo, que me había engañado hasta ahora sobre mi persona: por vida mía, aunque yo no pueda, ella encuentra que soy un hombre maravillosamente grato. Me gastaré algo en un espejo y ocuparé una veintena o dos de sastres en que estudien modas con que adornar mi cuerpo. Brilla, hermoso sol, hasta que me compre un espejo, para que pueda ver mi sombra al caminar.
GLOCESTER acaba su monólogo abajo, fuera del escenario. Desaparece entre el público. BACO y BACANTE 4 se dirigen hacia donde se encuentran los personajes de Woyzeck.

 
BACO: Dicen los profesores de literatura que no existe tragedia sin muerte; tienen razón. De hecho, en muchas ocasiones, la propia escena de una muerte se convierte en el clímax de la obra.

BACANTE 4: La siguiente imagen de nuestra galeria es una escena de Woyzeck, del autor alemán Büchner. Murió a los 23 años, pero tuvo tiempo de escribir esta pieza de arte. En la escena que veréis a continuación, Woyzeck, afectado por un experimento al que está siendo sometido, víctima de los rumores de sus vecinos sobre su pareja y poseído por los celos, se desprenderá para siempre del ser al que ama. Contradicción en estado puro.

Escena de Woyzeck. BACO y BACANTE 4 vuelven a ocupar la posición de espectadores.
:

MARIE: Por ahí se va a la ciudad. Esto está tan oscuro.

WOYZECK: Vas a quedarte aquí. Ven, siéntate.

MARIE: Tengo que irme.

WOYZECK: No vas a llegar muy lejos.

MARIE: ¿Qué te pasa?

WOYZECK: ¿Sabes cuánto dura ya lo nuestro?

MARIE: Para Pentecostés hará dos años.

WOYZECK: ¿Sabes cuánto va a durar aún?

MARIE: Tengo que irme. Está helando.

WOYZECK: Tienes frío Marie y sin embrago estás caliente. Cómo te arden los labios. Caliente aliento de puta y sin embargo, yo daría el cielo por besarlos otra vez. Y cuando se está frío, ya no se tiene frío. Con el rocío de la mañana ya no sentirás frío.

MARIE: ¿Qué dices?

WOYZECK: Nada.

MARIE: ¡Qué roja está la luna!

WOYZECK: Como un hierro sangriento.

MARIE: ¿Qué te traes entre manos Franz? ¡Estás pálido! ¡Franz, no! ¡Por el amor de Dios! ¡Socorro!

WOYZECK: ¡Toma estoy! ¡Y esto! ¿No te has muerto? ¡Así! Todavía se mueve. ¿Todavía no? ¿Estás segura? Muerta, muerta.


Los personajes de Woyzeck bajan del escenario y desaparecen. SÁTIRO 2, SÁTIRO 3 y SÁTIRO 1 se aproximan hasta el cuadro lorquiano.

SÁTIRO 2: En cualquier caso, una tragedia no acaba con la muerte; como decíamos, es parte sustancial, pero hay que ir más allá. ¿Qué dolor aparece tras la pérdida definitiva?

SÁTIRO 3: Nuestro próximo destino en este recorrido es Federico García Lorca. La doble condición de poeta y dramaturgo le permite crear escenas como las que veréis a continuación. La primera escena es el final de La Casa de Bernarda Alba. Asistiréis a la reacción de una madre, Bernarda Alba, cuando descubre que su hija Adela se ha suicidado al creer que su amado, Pepe El romano, ha sido asesinado.

SÁTIRO 1: Encadenada con la anterior, veremos parte del cuadro final de Bodas de Sangre. Una novia, a punto de casarse, huye con su amante en pleno banquete. El novio los busca hasta encontrarlos en un bosque donde él y el amante mueren en duelo. A continuación, veremos qué ocurre en el momento en que la novia acude a la casa de la madre del novio muerto. Tras intentar justificarse, solo la metáfora es capaz de explicar el dolor.

SÁTIRO 1, SÁTIRO 2 y SÁTIRO 3 vuelven a ocupar la posición de espectadores. Fragmento de Bernarda Alba.

BERNARDA: ¡Adela! ¡Adela!
PONCIA: (En la puerta.) ¡Abre!
BERNARDA: Abre. No creas que los muros defienden de la vergüenza.
MARTIRIO: (Entrando.) ¡Se han levantado los vecinos!
BERNARDA: (En voz baja como un rugido.) ¡Abre, porque echaré abajo la puerta! (Pausa. Todo queda en silencio.) ¡Adela! (Se retira de la puerta.) ¡Trae un martillo! (La Poncia da un empujón y entra. Al entrar da un grito y sale.) ¿Qué?
PONCIA: ¡Nunca tengamos ese fin!¡No entres!
BERNARDA: No. ¡Yo no! Pepe; tú irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero otro día caerás. ¡Descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestirla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen! ¡Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas!
MARTIRIO: Dichosa ella mil veces que lo pudo tener.
BERNARDA: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! ¡A callar he dicho! (A MARTIRIO) ¡Las lágrimas cuando estés sola! ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? Silencio, silencio he dicho. ¡Silencio!

Fragmento de Bodas de Sangre.

MUJERES: Dulces clavos, dulce cruz, dulce nombre de Jesús.
MADRE: La cruz, la cruz.
MUJERES: Dulces clavos, dulce cruz, dulce nombre de Jesús.
NOVIA: Que la cruz ampare a muertos y vivos.
MADRE: Vecinas: con un cuchillo, con un cuchillito, en un día señalado, entre las dos y las tres, se mataron los dos hombres del amor. Con un cuchillo. con un cuchillito que apenas cabe en la mano, pero que penetra fino por las carnes asombradas y que se para en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito.
NOVIA: Y esto es un cuchillo, un cuchillito que apenas cabe en la mano; pez sin escamas ni río, para que un día señalado, entre las dos y las tres, con este cuchillo se queden dos hombres duros con los labios amarillos.
MADRE: Y apenas cabe en la mano. pero que penetra frío por las carnes asombradas y allí se para, en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito.


Todos los personajes de Lorca bajan al acabar este segundo fragmento. BACANTE 1 y BACANTE 2 se adelantan.

BACANTE 1: Solo faltan dos ejemplos más. Quizá, los más desgarradores. Parece que lo más radical está en el origen; es la tragedia griega de la mando de dos de sus autores más brillantes: Eurípides y Sófocles.

BACANTE 2: En el primer monólogo, veremos a Medea. Casada con Jasón, se siente ultrajada cuando este se compromete con Glauce, hija del rey de Corinto; Medea decide mata a Glauce. En el siguiente fragmento, Medea explica que, para evitar que otros lo hagan en venganza por su crimen, será ella quien acabe con la vida de sus hijos.

Fragmento de Medea.

MEDEA: He resuelto, ¡oh amigas!, matar cuanto antes a mis hijos y huir de esta tierra, y no perderé el tiempo encomendando su muerte a manos más enemigas; sin remedio deben morir, y como es preciso, yo que los procreé, los mataré también. Ea, pues, ármate de valor. ¿Por qué titubeo en perpetrar males crueles, pero necesarios? Anda, mísera mano mía, empuña, empuña el acero, huella la triste meta de la vida, y no seas cobarde, ni te acuerdes de tus hijos, a quien tanto amas porque los diste a luz; olvídate en este breve dia de que los tienes y llora después, que, aunque los mates, siempre te fueron caros y siempre fuiste una mujer infeliz.

Mientras MEDEA desaparece, SÁTIRO 2 introduce Edipo Rey.

SÁTIRO 2: El último fragmento pertenece a un clásico de la literatura: Edipo Rey. Podremos contemplar el horror que vive el héroe al enterarse de que él fue quien asesinó a su padre y de que su mujer, Yocasta, es también su madre y sus hijos son, por tanto, también sus hermanos. El héroe que pecó de soberbia no ha podido escapar a su destino.

Fragmento de Edipo Rey.

EDIPO: ¡Oh tres caminos y oculta cañada, encinar y desfiladero en la encrucijada, que bebieron, por obra de mis manos, la sangre de mi padre que es la mía! ¿Se acuerdan aún de mí? ¡Qué clase de acciones cometí ante la presencia de ustedes y, después, viniendo aquí, cuáles cometí de nuevo! ¡Oh matrimonio, matrimonio, me engendraste y, habiendo engendrado otra vez, hiciste brotar la misma simiente y diste a conocer a padres, hermanos, hijos, sangre de la misma familia, esposas, mujeres y madres y todos los hechos más abominables que suceden entre los hombres! Pero no se puede hablar de lo que no es noble hacer. Ocúltenme sin tardanza, ¡por los dioses!, en algún lugar fuera del país o mátenme o arrójenme al mar, donde nunca más me puedan ver. Vengan, dígnense tocar a este hombre desgraciado. Obedézcanme, no tengan miedo, ya que mis males ningún mortal, sino yo, puede arrostrarlos.

Mientras Baco dice su mónologo final. LOS PERSONAJES, BACANTES y SÁTIROS se dispersan por la pequeña orquestra.

BACO: El arte se ocupa de investigar y mostrar rincones del ser humano que son difíciles de explorar en la vida. La tragedia se encarga de visitar algunos de los más desoladores. Sin embargo, la experiencia teatral permite la catarsis de quien la escribe, de quien la interpreta y, sobre todo, de quien asiste a su representación.

Aunque hoy hemos repasado la tragedia, la comedia, el drama o cualquier subgénero de aquí y de allá, del Norte y del Sur, de Oriente y de Occidente son interesantes. Disfruten del teatro: Nace en un libro y acaba en un espectáculo en mi honor que vosotros, los espectadores, disfrutáis. Ahora el escenario está vació. Id al teatro para que vuelva a llenarse porque, como me obligó a decir Eurípides en otra de sus obras, Las Bacantes: “Cosas horribles he sufrido de vosotros, ya que mi nombre no era honrado en Tebas”.

BACANTES Y SÁTIROS: Evoé, Baco.

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