COMENTARIO POÉTICO
<<EL LIMONERO LÁNGUIDO SUSPENDE>> DE ANTONIO MACHADO
El
tema de este poema es la nostalgia o la melancolía. Se pone de relieve la preocupación por el
paso del tiempo que parece reflejarse en “la tarde”.
El
texto presenta una descripción que se puede dividir en tres partes.
En la primera estrofa aparece un limonero que no es el objeto real de la descripción, sino la excusa para el verdadero anclaje: la tarde. En las tres siguientes estrofas se observa una descripción de la tarde del
presente (se usa la 1ª y la 3ª persona) -la última de estas tres funciona de enlace con la siguiente parte; en las dos últimas, la
descripción se sume en un diálogo( o monólogo) con la
tarde del pasado (se usa la 2ª persona).
En
cuanto a la estructura externa, el poema es una silva arromanzada o
asonantada (estrofa compuesta de versos endecasílabos y heptasílabos
ordenados libremente por el autor con rima asonante en los versos
pares). Además, podemos hablar de otros recursos como la rima
interna que se produce entre flota,
aroma,
luminosa
o en aroma
que evoca.
El
léxico del texto es sencillo y claramente connotativo. Así
encontramos la
tarde
como gran símbolo. El momento anterior a la noche, la madurez antes
de la vejez. Desde ahí, desde ese lugar se visita el pasado (Sí
te recuerdo, tarde alegre y clara)
y se produce la nostalgia que invade todo el poema. La tarde del
presente solo es clara, ya no es alegre. Además de este símbolo,
aparecen metáforas: agua
estancada y limpia
para la vida del poeta o la metáfora sinestésica frutos
de oro
para los limones que se funde con la personificación los
frutos de oro sueñan.
Es, precisamente, este limón el que funciona como la magdalena de
Proust y transporta al poeta a un mundo de sensaciones.
En
este sentido, se puede afirmar que en el poema predomina un léxico
sensitivo/sensorial que, en muchas ocasiones, se revela a través de
epítetos. Aparece léxico visual (oro,
pálida,
polvorienta,
limpio,
clara,
blanco,
luminosa,
sombra...),
en este caso de un cromatismo apagado; léxico olfativo (perfume
de la hierbabuena,
albahaca,
fragancias,
macetas);
léxico auditivo (silencioso);
incluso léxico relacionado con la temperatura (tibia
tarde).
Además de estos campos semánticos, encontramos otro relacionado con
la evocación: recuerdos,
ilusión,
ausencia,
fantasmas
o sombra
a las que se les puede unir los verbos evoca
o sueñan.
Por
otra parte, dado que es una descripción, predominan los sintagmas
nominales y sus extensiones. Así encontramos sustantivos completados
por adjetivos (epítetos que ya se han comentado), por sintagmas
preposicionales (aroma
de ausencia,
el
fondo de la fuente,
alguna
sombra sobre el blanco muro...)
o por oraciones subordinadas de relativo (aroma
que evoca
o frutos
encantados que hoy en el fondo de la fuente sueñan).
Como se puede ver, en ocasiones unos complementos se insertan en
otros, por lo que tenemos oraciones extendidas, pero en el sintagma
nominal. De hecho, hay pocos verbos en el texto. Por estas
extensiones, en algunos versos aparecen encabalgamientos suaves, pero
efectivos para sugerir al receptor (vv. 4-5. vv. 16-17, vv.
20-21...). Quizá también por esto, aparecen algunos hipérbatos
como los de los vv. 8-9 o 13-14).
En
relación con la deixis temporal, el tiempo de los verbos, aunque ya
se ha insinuado, es muy claro: predomina el presente (hasta el v. 22
y en el estribillo) y el pasado para el fragmento del recuerdo. La
“tarde” además de lo comentado, funciona también como elemento
deíctico. En cuanto a las referencias personales, el análisis es
más interesante. Aparece la 3ª persona para la descripción de la
tarde, del ambiente. La primera persona se muestra en las expresiones
más íntimas del yo lírico estoy
solo,
mi
madre,
me
viste,
recuerdo
y la segunda aparece en el diálogo sin respuesta con la tarde: te
recuerdo,
tú
me viste,
te
conozco.
En el fondo, esta segunda y la tercera hacen alusión a la misma
realidad, la tarde. Además, cabe destacar que en todos los casos son
personas en singular. La experiencia es íntima entre el poeta y la
tarde. Quizá, la tarde y el poeta se funden o lo que es lo mismo, la
tarde refleja el estado de ánimo del yo poético. Además de la
función poética, se aprecian, por tanto, la función expresiva y la
función conativa.
Por
último, en este apartado textual, no se pueden olvidar todos los
recursos basados en la repetición que se dan en este poema. Por un
lado, existen anáforas: ese
aroma
o alguna
sombra/algún
recuerdo.
También se observan estructuras paralelas como Sí
te recuerdo
o Sí
te conozco.
De hecho, si sumamos la repetición de tarde
clara
podemos decir que existe casi un estribillo en los vv. 6-7, vv.
22-23, vv. 32-33. De algún modo, si al hecho de que sea una silva
arromanzada le añadimos este estribillo, se puede concluir que el
poeta ha pretendido dar un componente popular a su composición, a
pesar de la exquisitez sensorial que ya se ha analizado.
Es,
por tanto, un texto literario poético de carácter lírico escrito
por el poeta Antonio Machado. Dadas sus características, se puede
encuadrar en su primera etapa poética, la etapa más próxima al
modernismo. Además de un claro simbolismo, se observa un grado alto
de sensorialidad, así como la fusión del estado de ánimo del yo
lírico con el paisaje que lo rodea. En este caso, el dolor por no
tener el pasado convierte el recuerdo en nostalgia (-algia
en griego es dolor).