"Si el mundo estuviese hecho de harina, querríamos conocer los secretos de la harina; si de huevo, los secretos del huevo; si de plastilina, los de la plastilina. Nosotros estamos hechos, sobre todo, de palabras." J. J. Millás

jueves, 13 de octubre de 2016

2º BACHILLERATO: COMENTARIO POÉTICO DE "EL LIMONERO LÁNGUIDO SUSPENDE" DE ANTONIO MACHADO


COMENTARIO POÉTICO 
 <<EL LIMONERO LÁNGUIDO SUSPENDE>> DE ANTONIO MACHADO


     El tema de este poema es la nostalgia o la melancolía. Se pone de relieve la preocupación por el paso del tiempo que parece reflejarse en “la tarde”.

    El texto presenta una descripción que se puede dividir en tres partes. En la primera estrofa aparece un limonero que no es el objeto real de la descripción, sino la excusa para el verdadero anclaje: la tarde. En las tres siguientes estrofas se observa una descripción de la tarde del presente (se usa la 1ª y la 3ª persona) -la última de estas tres funciona de enlace con la siguiente parte; en las dos últimas, la descripción se sume  en un diálogo( o monólogo) con la tarde del pasado (se usa la 2ª persona).

    En cuanto a la estructura externa, el poema es una silva arromanzada o asonantada (estrofa compuesta de versos endecasílabos y heptasílabos ordenados libremente por el autor con rima asonante en los versos pares). Además, podemos hablar de otros recursos como la rima interna que se produce entre flota, aroma, luminosa o en aroma que evoca.

     El léxico del texto es sencillo y claramente connotativo. Así encontramos la tarde como gran símbolo. El momento anterior a la noche, la madurez antes de la vejez. Desde ahí, desde ese lugar se visita el pasado (Sí te recuerdo, tarde alegre y clara) y se produce la nostalgia que invade todo el poema. La tarde del presente solo es clara, ya no es alegre. Además de este símbolo, aparecen metáforas: agua estancada y limpia para la vida del poeta o la metáfora sinestésica frutos de oro para los limones que se funde con la personificación los frutos de oro sueñan. Es, precisamente, este limón el que funciona como la magdalena de Proust y transporta al poeta a un mundo de sensaciones.

     En este sentido, se puede afirmar que en el poema predomina un léxico sensitivo/sensorial que, en muchas ocasiones, se revela a través de epítetos. Aparece léxico visual (oro, pálida, polvorienta, limpio, clara, blanco, luminosa, sombra...), en este caso de un cromatismo apagado; léxico olfativo (perfume de la hierbabuena, albahaca, fragancias, macetas); léxico auditivo (silencioso); incluso léxico relacionado con la temperatura (tibia tarde). Además de estos campos semánticos, encontramos otro relacionado con la evocación: recuerdos, ilusión, ausencia, fantasmas o sombra a las que se les puede unir los verbos evoca o sueñan.

     Por otra parte, dado que es una descripción, predominan los sintagmas nominales y sus extensiones. Así encontramos sustantivos completados por adjetivos (epítetos que ya se han comentado), por sintagmas preposicionales (aroma de ausencia, el fondo de la fuente, alguna sombra sobre el blanco muro...) o por oraciones subordinadas de relativo (aroma que evoca o frutos encantados que hoy en el fondo de la fuente sueñan). Como se puede ver, en ocasiones unos complementos se insertan en otros, por lo que tenemos oraciones extendidas, pero en el sintagma nominal. De hecho, hay pocos verbos en el texto. Por estas extensiones, en algunos versos aparecen encabalgamientos suaves, pero efectivos para sugerir al receptor (vv. 4-5. vv. 16-17, vv. 20-21...). Quizá también por esto, aparecen algunos hipérbatos como los de los vv. 8-9 o 13-14).

     En relación con la deixis temporal, el tiempo de los verbos, aunque ya se ha insinuado, es muy claro: predomina el presente (hasta el v. 22 y en el estribillo) y el pasado para el fragmento del recuerdo. La “tarde” además de lo comentado, funciona también como elemento deíctico. En cuanto a las referencias personales, el análisis es más interesante. Aparece la 3ª persona para la descripción de la tarde, del ambiente. La primera persona se muestra en las expresiones más íntimas del yo lírico estoy solo, mi madre, me viste, recuerdo y la segunda aparece en el diálogo sin respuesta con la tarde: te recuerdo, tú me viste, te conozco. En el fondo, esta segunda y la tercera hacen alusión a la misma realidad, la tarde. Además, cabe destacar que en todos los casos son personas en singular. La experiencia es íntima entre el poeta y la tarde. Quizá, la tarde y el poeta se funden o lo que es lo mismo, la tarde refleja el estado de ánimo del yo poético. Además de la función poética, se aprecian, por tanto, la función expresiva y la función conativa.

     Por último, en este apartado textual, no se pueden olvidar todos los recursos basados en la repetición que se dan en este poema. Por un lado, existen anáforas: ese aroma o alguna sombra/algún recuerdo. También se observan estructuras paralelas como Sí te recuerdo o Sí te conozco. De hecho, si sumamos la repetición de tarde clara podemos decir que existe casi un estribillo en los vv. 6-7, vv. 22-23, vv. 32-33. De algún modo, si al hecho de que sea una silva arromanzada le añadimos este estribillo, se puede concluir que el poeta ha pretendido dar un componente popular a su composición, a pesar de la exquisitez sensorial que ya se ha analizado.

     Es, por tanto, un texto literario poético de carácter lírico escrito por el poeta Antonio Machado. Dadas sus características, se puede encuadrar en su primera etapa poética, la etapa más próxima al modernismo. Además de un claro simbolismo, se observa un grado alto de sensorialidad, así como la fusión del estado de ánimo del yo lírico con el paisaje que lo rodea. En este caso, el dolor por no tener el pasado convierte el recuerdo en nostalgia (-algia en griego es dolor).

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